¿Te imaginas una Venezuela vibrante, con una economía robusta y un futuro energético seguro y sostenible? Eso es posible, porque el Plan «Venezuela Tierra de Gracia» tiene una visión audaz y transformadora que promete convertir este sueño en una realidad palpable, una vez se dé el cambio democrático en nuestra nación. En su capítulo dedicado a la energía, este plan estratégico, elaborado por profesionales expertos en hidrocarburos, energías limpias y electricidad, no solo busca revitalizar la columna vertebral energética tradicional del país, sino que también abre las puertas a un abanico de posibilidades porque la naturaleza generosamente ha puesto en esta tierra innumerables recursos. Venezuela se convertirá en el Hub Energético de las Américas.

Durante décadas, Venezuela ha sido sinónimo de petróleo y gas. El Plan «Venezuela Tierra de Gracia» reconoce la importancia de esta herencia, proponiendo un desarrollo eficiente y optimizado de toda la cadena de valor de los hidrocarburos. Pero la visión va mucho más allá de lo conocido. Con una mirada estratégica en diversos plazos, el plan integra las existentes y la potencialidad de nuevas energías renovables con el renacer de la industria petrolera nacional a la vez de proponer la creación de una sinergia poderosa con el desarrollo industrial del país. El objetivo es claro: maximizar el valor de cada recurso energético, impulsando una nueva Venezuela que beneficie directamente a sus ciudadanos y a todos los sectores productivos.

Los hidrocarburos continuarán impactando el desarrollo

El país tiene unas reservas probadas de petróleo de 303 mil millones de barriles y un potencial de producción de casi 4.5 MMBD cuyo límite será lo que el capital privado establezca bajo un escenario sin restricciones: marco fiscal competitivo y garantías de respeto para todas las inversiones de capital privado. Igualmente, existe un potencial de exploración adicional para recursos convencionales y no convencionales, con un costo de producción muy competitivo en el mercado internacional de aproximadamente de $10 a $20 por barril. Venezuela será el hub de las inversiones regionales. 

Con respecto al gas natural, el país posee reservas que se calculan en unos 194 billones de pies cúbicos (TFC en inglés) de gas no asociado, ocupando el primer lugar en Latinoamérica, así mismo, posee unos 160 billones de pies cúbicos de reservas probadas de gas depositados dentro de los yacimientos de petróleo (gas asociado). Con un potencial de producción de más de 12 millardos de pies cúbicos por día. También, a través de los líquidos del gas natural, hay todo un menú de posibilidades para la industria petroquímica en el oriente y occidente de Venezuela. Resulta casi milagroso el número de oportunidades a ofrecer a los inversionistas, entre ellas se podría mencionar como transformar el coque producido en las refinerías y en los mejoradores de la Faja, en hidrógeno o amoníaco azul. Igualmente, entre otras oportunidades podría mencionarse la captura, uso en procesos de recuperación terciaria en pozos de petróleo y almacenaje de CO2.

El país también posee una capacidad de refinación y mejoramiento de crudos cercana a los 2 MMBD lo que ofrece una excelente oportunidad para el procesamiento de crudos producidos en Venezuela, y el desarrollo petroquímico conexo que convertirían al país en una alternativa atractiva a la importación de resinas y productos petroquímicos a precios muy competitivos a la importación de otras latitudes.

¿Cómo se hará realidad esta ambiciosa visión? La respuesta es clara y contundente: atrayendo al capital privado. De esta forma, Venezuela abrirá sus puertas a la inversión estratégica, en las cuantías y los plazos necesarios para impulsar proyectos transformadores. Esta inyección de capital no solo fortalecerá la infraestructura energética del país, sino que también consolidará y retomará su posición como un actor clave en el mercado energético regional.

Un Potencial ilimitado con beneficios a la vista  

Pero ¿qué tipo de energías puede ofrecer Venezuela al mundo? La respuesta te sorprenderá por su diversidad y abundancia:

Potencia Hidroeléctrica: Los Andes, el Occidente y el imponente estado Bolívar albergan una red fluvial impresionante, con caídas de agua que convierten a Venezuela en una potencia hidroeléctrica natural. Esta fuente de energía limpia y renovable tiene el potencial de solventar y estabilizar el sistema eléctrico nacional, proporcionando además una base sólida para el crecimiento de este sector cubriendo la demanda nacional, para electrificar todo el parque industrial del país, y usando el excedente de electricidad para exportarlo a países vecinos.

El viento sopla fuerte: las costas venezolanas, especialmente en el Golfo de Venezuela, Zulia, Falcón, Sucre, Anzoátegui y Nueva Esparta, son azotadas por vientos constantes, un recurso invaluable para la generación de energía eólica continua. Imagina parques eólicos modernos alimentando de energía limpia a comunidades enteras de nuestra Venezuela.

El Sol como aliado estratégico: la privilegiada ubicación geográfica del país lo baña una intensa radiación solar durante todo el año. Es una gran oportunidad para el desarrollo de la energía solar fotovoltaica y termosolar en todo el territorio nacional, con un énfasis especial en la península de Paraguaná y los llanos centrales. Esta energía descentralizada tiene el poder de transformar la vida en zonas rurales y potenciar e impulsar la agroindustria de manera sostenible, para la generación de productos que satisfagan las necesidades alimenticias y de nutrientes para la población.

Explorando la energía geotérmica

Aunque aún en sus primeras etapas de exploración, la energía geotérmica presenta un potencial fascinante en los Andes, Oriente y los Llanos. Aprovechar el calor interno de la Tierra podría ofrecer una energía limpia y renovable disponible las 24 horas del día, lo que vendría a ser otra fuente sustancial para proporcionar soluciones a la demanda interna de energía.

De la misma forma, la abundante vegetación y los residuos agrícolas son una fuente rica para la generación de energía a partir de la biomasa. En las zonas agrícolas y forestales, la combustión de materia orgánica y desechos de cultivos como la caña de azúcar pueden transformarse en calor o electricidad mediante tecnologías de vanguardia.

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